de cuentos largos

Se sentó a escribir, llevaba ya un par de meses con la idea de escribir algo largo, pero tanto contratiempo, falta de ganas, exceso de sueño, emociones recurrentes, y tantas otras cosas, habian bloqueado sus dedos y lo habian dejado volando. No es lo mismo escribir sentado, bajo alguna sombra, cuando el solo pega indirectamente, y no te golpea fuertemente la cara, solo te roza, te acaricia, te deja sentir su prescencia pero no te la recalca.

el lapicero se movia con cierta gracia, nada que demostrara alguna emocion oculta, solo, un movimiento continuo, linea por linea, hoja tras hoja, era como ver pasar los minutos, vueltos tinta, y el papel que se encargaba de comerselo todo, minuto tras minuto, digo palabra tras palabra.

Habia algo de monotonia en su espacio, el mismo arbol, la misma luz de nuevo, ese intento desesperado por hacerse notar, por cargar con algo que era igual, y estallaba al gritar, grito silencioso eso si, porque en el blanco y negro, los gritos se apagan, tras gargantas que se vuelven grises. No hay rojo, es simplemente un gris en algun porcentaje, que algun loco notara.

Y paro, el movimiento paro, el corazon paro, tus palabras al oido, se desvanecieron, talvez me olvide, pero es muy pronto para olvidar, forcemos un poco, dilatemos, eso decia, una hoja, que se llevo el viento, mientras seguia sentado, esperando que de nuevo anochecera, para pasar desapercibido sin un poco de luz, con un poco de olvido, y otra vez, ese eterno castigo.