hsitoria random
Sentado en la entrada de la casa, con una de esas sillas que parecen mas estar paradas por la costumbre, que porque así debieran estar, observaba la lluvia, que caía, gota a gota era como ir llenando una pecera. El clima antojaba una tacita de café, acompañado de una champurrada, y fue increíble en ese momento como de la nada apareció apareció Gabriela, llevándolas en una bandeja, con una bufanda rosa, que de alguna forma me anunciaba lo que ya sabia, el clima estaba rico para acurrucarse aquí. Los domingos de mayo tienen este característico olor a tierra mojada, me dijo al oído, mientras ponía su cabeza junto a la mía, por un momento le di un vistazo a su pelo con mi nariz, y me quede pensando en cuantas veces, ese aroma me hacia sentir como volando en una nube. Platicamos por unos cuantos minutos, cuando note que su cuerpo pesaba un poco mas, sentí su aliento en el cuello, que poco a poco se sentía mas denso, tuve que levantar mi brazo, rodear su espalda y acomodarla para que no terminara como flor marchita pegada a mi como si fuera pared, me fue un poco difícil manipular la taza de café que en ese momento sostenía en mi mano, y de una forma algo malabaristica la puse en el suelo. Y eso fue lo que leí, al abrir el diario de mi abuelo, aquella tarde de domingo, también de mayo, también lluviosa.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home