una historia de esas raras

Se sento y tomo la postal, cada vez que la tomaba, sabia que algo deberia decir detras, pero habian dias como hoy, que no sabia que poner, las mismas palabras sonaban empalagosas, y no queria que la recordara asi.
Tomo un lapicero, al igual que en el colegio, le gustaba subrayar con otro color, o escribir en mayusculas lo representativo, era algo que no habia dejado de un lado, era su "personalidad", bueno eso le dijo el psicologo un dia de esos que paso sentada jugando a las escondidas en una oficina, llena de juegos, que pensó no servirian para hacerla hablar, pero se equivoco. Dejo de recordar historia antigua y se dijo a si misma que tenia que seguir escribiendo.
Recordó que no habia tomado su taza de café de la mañana y sabia que eso la ponia a veces de mal humor asi que dejo el lapíz y se dirigio a la cocina.
Sintio un poco el olor a quemado, pero creyo que era su imaginacion, algun recuerdo atrapado, algo que su cabeza hacia para llevarla a escribir, hizo caso omiso del olor, y se sirvio su cafe, como alguna vez vio en alguna pelicula o leyo en alguna parte, cosa que tendia a confundir, era el unico momento en el dia donde todo se detenia, y ella podia sorber, trago a trago, su tranquilizante natural.
Trato de leer el periodico que como una gran pared levantanda para ver la tranquilidad del cielo azul, le llenaba de ripio su cabeza, con noticias de muertos, seudo gobernantes, falta de comidas a deshoras, y salud enfrascada le molestaban desde su vista ahi sin lectura. Asi que lo dejo para otro dia, o para tapar los miados del chucho, que en ese momento recordo, ladraba porque que queria comer.
Otra excusa para ir deteniendo esa postal, que si no la escribia, nadie notaria su ausencia, menos él que se la ha de estar pasando de maravilla, en un pseudo noviazgo a distancia, y un real solteria, despues de 3 años de relacion creia conocerlo mejor que el mismo. El perro ladraba otra vez, y ella bajo de sus pensamientos. Una ola fria, le dio en la cara, le movio el pelo, que mantenia corto por el simple hecho que era mas facil peinar, no por lo que le hizo creerse, una vez, que era porque se miraba más joven. Una tenia que engañarse de alguna manera, si no, tantos defectos, estarian llevandome alguna enfermedad de esas que tantas amigas tienen.
El olor a quemado de nuevo, ahora se hacia mas fuerte, y se puso a pensar que talvez ya se habia contagiado de alguna enfermedad mental, o que su cerebro estaba muy expresivo el dia de hoy, jugando saber que juegos con ella.
El perro comio mientras le movia la cola, signo de que no se equivocaba, le pidio perdon por su retraso y le dio un beso en la trompa, algo que él pensaba de lo más desagradable, pero quien podia culparla, la soledad la llevo a adoptar a su mascota como hijo.
Se levanto y se decidio ponerle fin al olor a quemado, era su sentimiento que no la dejaba, el olor venia de dentro y pronto acabaria, un hasta luego, o Madrid es precioso, aunque realmente, vivia escondida en un pueblito del lago de Atitlan, porque su beca fue cancelada mucho antes de llegar, y el dinero ahorrado, lo tomo, para un año sabatico. Fue dificil imprimir ese monton de postales, con fotos que se encontro en el internet en esos sitios con buenas tomas de la madre patria. Pero la mentira valia la pena, ponia a prueba su relacion, se sacudia un par de amigas indeseables, que pensaria muertas para cuando regresara, y podia dialogar y leer por ella misma, sin la maldita rutina, que poco a poco la consumia.
Se acercó a la postal y lo vio, vio como la foto estaba en llamas, como su mesa estaba en llamas, como todo lo que sentia estaba en llamas, y asi trato de llegar a donde estaba el perro, que seguia ladrando, esta vez no era el hambre, esta vez no era para despertarla, esta vez era para darle un ultimo adios, a aquella, que se quemo con su propia existencia, quien sabe aun como empezó, por ahi dicen que un cigarro nunca debe dejarse, sobre una postal que espera ansiosamente, ser el medio para llevar una mentira más a casa.
Lo que necesitaba escribir