Cronopio Melomano

Tuesday, September 04, 2007

como 7 dias decia eso

Me decia el reloj que la hora va a llegar, cuando me diga no, cuando el quisiera, cuando solo me quedara eso, o cualquier otra cosa que no fuera eso. Esa era la tarde del dia uno, después de lo tragico, del choque, de ese olor a cansancio a pesadez, a muerte talvez.

Tengo que levantarme luego, la cama me llama, las sabanas tienen un sabor extraño a pereza, a quedarme ahí, pero el deber llama y el agua espera. Y no es posible que siga queriendo quedarme muerto aquí, la luz entra por la ventana, juguetea antes de llegar a mi ojo y me empieza a bromear con sarcasmo, riendose en mi cara, dandome la espalda. Y asi fue la noche del dia dos, en cambio se paso a dia, en cambio se rompio la fuente, en un modesto dia de septiembre, poco es lo que queda antes de llorar, poco es lo que queda antes de enloquecer, antes de pasarse al lado de la locura.

Hoy el saber no esta de mi lado, me siento de nuevo en una banca en un parque vacio, fue la tarde del tercer dia, y todo se volvia mas oscuro, aunque seamos sinceros, llevo años sin extrañar ese aroma, y hoy me llego un aroma nuevo, tres dias y lo mismo, y el dia me es indiferente, solo se que es otro de esos, que se escapan entre los dedos, que me dejan sudando, frio, y de colores, respirando de otra forma, soñando de nuevo a volar, a saltar, a caer en el abismo de un recuerdo, de un sueño, de manos ajenas en mi mano, una caricia, que ya no encuentro en ninguna parte.

En el almuerzo del dia cuarto me di cuenta, que hace ya tiempo que no sentia, no olia, miraba esperando el momento para decir un defecto, y sonaba a materia muerta, a tiempo sin pasar, a dejarme atropellar.

El quinto dia paso sin darme cuenta de nada mas, y me encuentro de nuvo donde estaba, sentado en mi cama, llorando sin lagrimas, quejandome, con la luz apagada, sin saber ya como llegue ahí, que paso antes de llegar al dia sexto. Y me acosto, y de nuevo, como un perfecto extraño pase al septimo dia, donde me esperaba mi otro yo, dispuesto con una daga en la mano, a asesinarme, y adejarme sangrando, rodeado de nada, mas que nada un sentimiento perfectamente reconocible.

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