Cuestion de palabras / Blanco
Cuestión de palabras...
Tengo ganas de hablar
pero el dedo sobre mi boca
no me deja hablar
Me secuestro palabras,
y las escondo bajo mi lengua
les amarro las manos
y le tapo la boca con cinta adhesiva
y aun le pongo pañuelo sobre los ojos.
Escribo una nota de rescate al diccionario
no por dinero, sino para tener una coartada
que no sepan que es por sentimiento
que realmente las escondo.
De vez en cuando una de ellas se escapa
pero es una de esas palabras silenciosas
que se pueden asesinar,
aunque siempre con dolor
al verla caer al suelo
y hacerse letras al estrellarse
y destintarse, porque desangrarse no pueden
Un día una se vistió de gringa
se hizo pasar por otra cosa
lo que no tomo en cuenta,
es que la entendí, y callo al piso después del disparo
se le cayo la peluca dorada
y sus lentes de contacto azules.
Al final expiro diciendo adiós,
con el sueño de llegar al oído,
amarrado entre el final de la ultima letra.
Esas son las peores, las que no se mueren de un solo
tratan de sobrevivir por un sueño,
estaban mejor con los ojos cerrados
bajo mi lengua, pero no las culpo
nacieron para llegar al oído
y secuestradas la sensación de libertad,
las hizo volar para encontrarse después
desbaratadas en letras, en el piso, con la tinta chorreando alrededor,
y el sueño, volviendo a su paraíso
en silencio, para no encontrase
por ahí, aun un asesino de sueños.
Blanco
te lo digo otra vez, si me das un par de palabras
te enseño a sentir,
no digo que sea fácil, ni tampoco que sea difícil
la situación cambia de sujeto a sujeto.
Tengo dos muñecos sentados a la orilla de mi cama,
he tratado de enseñarles a sentir,
pero la respuesta a sido nula
ni un corazón en el aire,
ni siquiera ese montón de símbolos
que por alguna razón aparecen en las caricaturas
para expresar un insulto.
Nada, absolutamente nada,
y hay días como hoy que los envidio
el asentimiento, debe ser útil
para días que como hoy el mundo parece
un lugar tan gris con matices de negro.
Deje mi cabeza en blanco un momento,
y lo que paso, es que un punto negro salto,
pregúntenle a el de donde salió entre tanto blanco,
porque yo si no se.
Lo gracioso fue ver como movió sus manitas,
para intentar volar,
en lo que caía al vació blanco,
cada vez se volvió completamente mas pequeño.
Pronto salieron, mas puntos que formaron conceptos,
imágenes, sueños, recuerdos,
mi intento fallido de querer ser como mi muñecos termino,
revuelto entre mi deseo de un plato de Choco Krispis,
sin leche, porque mi estomago tiene la particularidad,
de ponerse en huelga cuando la ve venir,
esa sustancia blanca cayendo hacia si.
Creo que debe ser un recuerdo, de cuando quiso él también,
dejar su mente en blanco,
y encontrar el asentimiento, que tan fácilmente
mis muñecos logran, sin querer.
Tengo ganas de hablar
pero el dedo sobre mi boca
no me deja hablar
Me secuestro palabras,
y las escondo bajo mi lengua
les amarro las manos
y le tapo la boca con cinta adhesiva
y aun le pongo pañuelo sobre los ojos.
Escribo una nota de rescate al diccionario
no por dinero, sino para tener una coartada
que no sepan que es por sentimiento
que realmente las escondo.
De vez en cuando una de ellas se escapa
pero es una de esas palabras silenciosas
que se pueden asesinar,
aunque siempre con dolor
al verla caer al suelo
y hacerse letras al estrellarse
y destintarse, porque desangrarse no pueden
Un día una se vistió de gringa
se hizo pasar por otra cosa
lo que no tomo en cuenta,
es que la entendí, y callo al piso después del disparo
se le cayo la peluca dorada
y sus lentes de contacto azules.
Al final expiro diciendo adiós,
con el sueño de llegar al oído,
amarrado entre el final de la ultima letra.
Esas son las peores, las que no se mueren de un solo
tratan de sobrevivir por un sueño,
estaban mejor con los ojos cerrados
bajo mi lengua, pero no las culpo
nacieron para llegar al oído
y secuestradas la sensación de libertad,
las hizo volar para encontrarse después
desbaratadas en letras, en el piso, con la tinta chorreando alrededor,
y el sueño, volviendo a su paraíso
en silencio, para no encontrase
por ahí, aun un asesino de sueños.
Blanco
te lo digo otra vez, si me das un par de palabras
te enseño a sentir,
no digo que sea fácil, ni tampoco que sea difícil
la situación cambia de sujeto a sujeto.
Tengo dos muñecos sentados a la orilla de mi cama,
he tratado de enseñarles a sentir,
pero la respuesta a sido nula
ni un corazón en el aire,
ni siquiera ese montón de símbolos
que por alguna razón aparecen en las caricaturas
para expresar un insulto.
Nada, absolutamente nada,
y hay días como hoy que los envidio
el asentimiento, debe ser útil
para días que como hoy el mundo parece
un lugar tan gris con matices de negro.
Deje mi cabeza en blanco un momento,
y lo que paso, es que un punto negro salto,
pregúntenle a el de donde salió entre tanto blanco,
porque yo si no se.
Lo gracioso fue ver como movió sus manitas,
para intentar volar,
en lo que caía al vació blanco,
cada vez se volvió completamente mas pequeño.
Pronto salieron, mas puntos que formaron conceptos,
imágenes, sueños, recuerdos,
mi intento fallido de querer ser como mi muñecos termino,
revuelto entre mi deseo de un plato de Choco Krispis,
sin leche, porque mi estomago tiene la particularidad,
de ponerse en huelga cuando la ve venir,
esa sustancia blanca cayendo hacia si.
Creo que debe ser un recuerdo, de cuando quiso él también,
dejar su mente en blanco,
y encontrar el asentimiento, que tan fácilmente
mis muñecos logran, sin querer.
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